lunes, 4 de febrero de 2013

REENCUENTRO. 20 AÑOS NO ES NADA.



Cosas inesperadas y conmovedoras a menudo ocurren de manera simple, para no decir banal.  Estaba mirando a una vidriera con libros, sorprendido por la extraña composición de los volúmenes que vistos en conjunto mostraban un gran signo de pregunta, cuando de repente vi en el vidrio su reflejo. Escalofríos era lo primero que sentí. Pasaron 20 años y lo que menos esperaba en mi vida era verlo de vuelta a él, en esta ciudad tan lejana al mundo en el cual nací.  Estaba tal cual como lo recordé aquel verano, el triste día de separarnos, él con su mochila de viaje, con su sonrisa inocente, con el brillo de esperanza en sus ojos azules….

Casi me puse a llorar, de conmoción no pude decir ni una palabra. Y él, como si fuera lo más natural y obvio, lo primero que dijo era Che, boludo, pero vamos a tomar algo! Y solo un suave temblor de su voz indicaba lo que realmente estaba sucediendo. 

Como en aquellos momentos en cuales intentas a frenar el coche y Te das cuenta, que no llegas, en un segundo toda la vida a partir de los 17 años pasó delante de mis ojos. Cuando mentí a mis padres, yo que supuestamente no se mentir, y perdiendo la inocencia a dedo nos fuimos con él y diez dólares en el bolsillo a Italia; cuando por culpa de un gato que se subió al calefactor de un refugio en alturas de un monte mágico conocí a mi primera mujer y luego la perdí dejándola; cuando me convertí en un creyente casi fanático y cuando abandone al Dios de los cristianos con temor de un castigo inmediato; cuando la primera vez escuche a Libertango para luego dejar de bailarlo, y cuando por mi propia inconsciente elección lo perdí a él. 

Entre una cerveza y otra me contó  de su vida, de los amores perdidos, los cuales no supo proteger de su propia gula de lo nuevo y desconocido, de la desilusión con el mundo y con él mismo, la cual caracteriza a los sabios o tontos, según el criterio aplicado, de su esperanza y alegría, la cual caracteriza a los todavía más locos y ciegos, de su tan innecesario sufrimiento, de su miedo y sus deseos, entre las cuales se está jugando su vida… 

Le mire a los ojos de la manera fuerte que a tantos les suele molestar. Se lo bancó. Como un rayo del cielo nocturno, de repente llego la luz; somos tan distintos y siempre lo fuimos, él de verdad se quedó con sus 17 años, con su mochila, su carpa, sus sueños de viaje, sus estrellas de la noche y con el canto del viento.
Uno de mis maestros una vez dijo, que la metáfora es cosa de putos. Estoy de acuerdo. De aquellos putos que encuentran su camino a pesar de su miedo y se dejan llevar a donde sea. Pague la cerveza y me fui. De viaje…. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario